En algún momento de su vida, quizás todos querían ser presidente de Chile, me imagino todos querían jugar en La “U”, U.C o Colo-Colo, también todos querían ser como Elías Figueroa, Zamorano o Salas.
La verdad es que aunque todos quieran, no todos pueden, y razones hay por miles.
¿Es infeliz quien se la juega por crecer, o sacar desde más abajo a su familia o institución?
¿Es de mentira el orgullo de un pequeño comerciante o trabajador?
Me van a decir que un feriante de la vega no puede sentirse útil, convocar o emanar alegrías según sus espectativas reales, en desmedro de su competencia dentro del mismo mercado (grandes empresas).
Los triunfos , las alegrías, el orgullo y la realización, no siempre es sinónimo de levantar la copa, hay quines según sus estudios o capacidades o buen trabajo, triunfan en sus respectivos ámbitos y logran sus respectivos objetivos.
Para algunos, el mantener la esquina para hacer malabarismo es su principal tarea, otros, que el puesto en la caleta se mantenga o sobresalga según sus competencias reales.
¿La posibilidad de romper esquemas?, simpre es una alternativa real, pero es romper la regla.
Les guste o no, el fútbol si bien se maneja en una burbuja comercial, no es ajena a la realidad del actuar de las personas, las empresas y los clubes de amigos.
No porque un feriante no pueda obtener el premio de más grande empresario del mercado, vamos a bajar la vara de exigencia o competitividad.
Todos tienen un rol, y si no les gusta el que cumplen, gestionen de mejor forma o simplemente cámbiese de rubro, si creen que la formula de la felicidad es simpre lograr besar la copa, regalémolse un par de estrellas a cada institución, y así, dejamos felices a los infelices.
Si no son capaces de llevar gente al estadio, preocúpese, pero no culpe a la falta de competencia, la competencia está, es dura, a veces se siente injusta, pero disminuirla para yo crecer, personalmente creo que es absurdo.
A los presidentes de clubes que lloran por la vuelta de los play offs, le cuento que en las kermesses de los colegios todos se llevan medallas, diplomas y un abrazo del profesor jefe, en el mundo real, no.
Conozco muchos hinchas de clubes que con suerte les alcanza para soñar que pueden tocar la copa, pero nunca paran de hablar de emociones, alegrias y satisfacciones que su institución les entrega.
La solución no es bajar el nivel para que todos sean grandes, la solucion está en la gestión, y si no le gusta, a llorar a la iglesia. Ojo, que también van a tener que dejar un diezmo, y probablemente no llegue al cielo con el mismo estatus de Sor Teresa, pero para que no se sienta mal, aún hay gente que cree que con tan solo ayudar a un anciano a cruzar la calle tiene las mismas posibilidades de llegar.
PD: Personalmente disfruto de ir al estadio para sentir la mayor alegría en caso de un triunfo, la mayor desgracia en caso de una derrota, y la maldita sensación de que se pudo hacer más en caso de un empate. Sensaciones imposibles de lograr en la fase regular de los torneos con play offs, donde durante muchas fechas, ganar, empatar o perder te hace volver a la casa de igual forma a como llegaste.